Cuando alguien llega al mundo del Coaching, lo primero que te trasmiten los que ya están allí y lo primero que empiezas a sentir es un profundo y terremótico cambio, una metamorfosis que te mueve por dentro y por fuera.

Y es en ese momento en el que ahora me encuentro. Estoy viviendo, junto con mis grandes compañeras y compañeros de certificación, una experiencia humana y de conocimiento inigualable e invalorable con todo aquello que estamos recibiendo cada fin de semana de vivencias juntos.

Tenemos la enorme oportunidad de acercarnos a personas y profesionales que comparten con nosotros no solo sabiduría y docencia. Comparten Maestría de Vivir.

Son profesionales que han llegado desde variados ámbitos de la empresa privada: finanzas, consulting o alta dirección. Pero lo fundamental es que son personas que descubrieron en su día la absoluta necesidad de alinear su Valores con su Vida. Personas que sufrieron su ” caída del caballo” (dicen que a San Pablo le ocurrió), y después de ese relampagazo, han decidido soltar el guión de la vida en la que estaban actuando, buscar qué era lo realmente importante para ellos y ponerse en marcha sin dudarlo. Y sin dudarlo porque, cuando conseguimos alinear estos dos centros vitales, todo fluye, casi no hace falta esfuerzo, o sí, pero no nos agota, es al contrario. Es como un cañonazo en nuestra base de flotación que en vez de hundirnos hace que volemos como si fuéramos un géiser y nos disparamos hacia nuestro objetivo.

Son personas que en su día se preguntaron: ¿Qué importancia tiene para mí mi familia?, ¿y mi trabajo actual? ¿Hasta qué punto quiero una proyección profesional corporativa? ¿Qué ambiciono en mi vida?

Y sobre todo y fundamentalmente: ¿Cuál de estos aspectos es el primero en mi vida? ¿Y el siguiente..?

Y es ahí donde surge la magia del Coaching (gracias Juan Carlos Arrese). Es ahí donde surge esa respiración profunda desde lo más hondo, el Gran Silencio donde todas la palabras hablan (gracias Pedro Marcos). Es ahí donde te das cuenta que, estos Maestros fueron conscientes un día que, los patrones de vida que nos han marcado desde que somos pequeños, ese guión que es socialmente necesario vivir, a veces, es una creencia tan limitante que nos lleva a vivir una vida que no es la que queremos vivir. Una vida en la que enfrentamos desde el letargo de la rutina, lo que queremos ser con lo que somos en ese momento.

Y desde la responsabilidad, y sin que la realidad estropee tu objetivo ( gracias José Luis Pérez), estos Maestros de vida, un día decidieron que los tres debían sentarse a hablar y reconciliarse: ellos, su vida, y lo que querían para ella.

Toda esta combinación tiene como resultado personas que trasmiten paz, serenidad, centramiento, alineación vital, y entusiasmo, desbordan entusiasmo por la vida que están viviendo.

Y esta es la lección que, fin de semana tras fin de semana me llevo debajo del brazo.
Gracias compañeros. Gracias Efic. Gracias Maestros.

Victor Manuel Pimienta
Alumno Curso Internacional Experto en Coaching de Sevilla