El tiempo pasa, el mundo cambia, y la empresa cambia. Y por tanto la forma de gestionar y liderar la misma cambia.

Esta reflexión seguramente la habremos escuchado en numerosas ocasiones, si bien, pocas veces hemos caído en la cuenta de tomar conciencia acerca de lo que realmente nos está tratando de decir.

Como líderes de equipos, de empresas u organizaciones, contemplamos el cambio como esa piedra angular sobre la que gravita la evolución del mundo empresarial (y el mundo en general), y es este el que ha ido tematizando el rol y el desempeño del líder a través de los tiempos. A lo largo de la historia han sido muchos los estilos de liderazgo acuñados en las grandes instituciones académicas, y como consecuencia, en los consejos u órganos de dirección de las principales organizaciones que pilotan los devenires de nuestro mundo empresarial. Estilos autoritarios, estilos participativos, estilos comunicativos, etc, ahora bien, y ¿cuál es el que impera ahora?

Sería muy arriesgado adoptar una posición “tajante” y “visceral” a la hora de plantear una respuesta, puesto que son muchas las empresas y organizaciones existentes, así como la casuística de estas.

Lo que sí es cierto, es la importancia que ha ido adquiriendo y que adquiere ya en la actualidad, la exigencia al líder de no sólo “liderar funciones” o “liderar puestos de trabajos”, etc., es decir de ejercer podríamos decir un liderazgo “técnico”. Con eso YA NO basta. En estos momentos y más que nunca, la presencia de la figura de la persona que hay detrás de cada puesto, que se “esconde a veces” tras un organigrama “enmarañado”, ha acuñado un foco de atención inaudito hasta ahora en la historia empresarial de cualquier organización. Al líder no le basta “YA” tan sólo con saber de la materia “técnica” o del negocio en cuestión de la organización, ni saber manejar equipos como hasta ahora se había entendido. El líder ha de saber ser un “líder de personas”, o lo que es lo mismo ha de “liderar personas”.

Esto lleva a una definición de liderazgo que se “separa” de las que tradicionalmente se han podido verter en los distintos ámbitos sobre los que se han demandado.

Se podría decir pues, que el verdadero liderazgo no surge en la actualidad del ejercicio del miedo, sino del ejercicio de la generosidad hacia con tu equipo, facilitándole una vida mejor y más feliz, tanto en el ámbito personal como profesional.

El líder no manda, sino que crea espacios para ejercer la libertad, una libertad responsable, por parte del equipo, y empodera a las personas a ser protagonistas de sí mismas.

El líder ha de ser pues un “gestor de expectativas, de esperanzas y de sueños”, un “creador de espacios de crecimiento y de felicidad, para todas las personas que componen su equipo u organización, en un entorno de responsabilidad y compromiso por parte de todos los que componen la organización”. Ello implica que el fin último del líder, y que hasta ahora podría ser la optimización de la productividad y por tanto la consecución de resultados por parte de su equipo, ha pasado de ser una prioridad, a representar el devenir consecuente y natural de llevar a cabo medidas enfocadas y orientadas a quienes hacen posible llegar allí. Las personas.

El ejercicio del miedo en la gestión empresarial surge desde la propia emoción de “inseguridad” por parte de quien lo ejerce, limitando recursos y potencialidad a su equipo, y a él mismo. El gran trabajo en este sentido no está hacia fuera (del líder hacia sus colaboradores) sino hacia dentro (del líder consigo mismo).

La primera persona a quien un buen líder ha de liderar es “a sí mismo”.

El líder ha de ser un aventurero insaciable, un explorador intrépido, un viajero que con la brújula de su intuición y de su SER, explora los caminos más profundos de las creencias y de las emociones de su equipo y de las personas que lo componen, y de la propia organización; teniendo muy presente que serán éstas las que harán que su liderazgo, su estilo de liderazgo, sea el correcto o no.

Tal día como hoy en 2016…

 

Pedro Marcos

Coach MCC (ICF) y CPS (ASESCO)

Socio-director Efic (Escuela Formación Integral en Coaching)