“Han pasado ya casi siete años desde que tuve la oportunidad de conocerle. Fue de esos encuentros inesperados, de esas situaciones vividas que no tuvieron planificación alguna y que incluso estuvieron a punto de no ocurrir nunca. Tan sólo hubiera hecho falta un plan alternativo “imbécil” y “liviano” para que el futuro hubiera sido otro, uno distinto y quién sabe de qué color.”

Sin embargo, tuvo que ser y así sucedió. Tras un debate interno entre el remordimiento y la comodidad, decidí ir a una conferencia-charla donde a pesar de no hablar de él, se me despertó la aparente vaga idea de explorar qué formación estaba de vanguardia en aquél momento a nivel empresarial para “llevármela” al mundo taurino (sí han oído bien, al “mundo taurino”, y no porque fuera protagonista principal yo del mismo, sino por pertenecer al mundo de la gestión y dirección de una empresa vinculada al mismo y al espectáculo en general). Al fin y al cabo era una manera de maximizar mis conocimientos y contactos de años anteriores.

Fue entonces cuando el “universo” (o la “providencia”, o el “destino” o como luego he llegado a determinar, la “proactividad”) acaparó el protagonismo que se le atribuye, para traerme a la memoria la primera referencia que tuve de él y completar así un puzle que me ayudaría a desarrollar la idea anterior; y sin más comencé a buscar por internet la forma más rápida, efectiva y segura de conocerle… hasta que llegué a Madrid. El primer día previsto para nuestro encuentro, coincidió con una gran nevada en la capital que provocó que un servidor, tuviera que darse media vuelta cuando desde Sevilla, ya rodaba cerca de Manzanares. Dicho y hecho, rumbo a Sevilla de nuevo y todo un fin de semana para disfrutar de forma inesperada, puesto que no entraba dentro de los planes hacerlo de esa manera y sin ser consciente de que un gran encuentro se hacía de rogar.

Y así, al cabo de dos semanas, en una vivienda unifamiliar reconvertida en centro de estudios y de la mano de un “Ángel”, cruzamos las primeras miradas, las primeras palabras y emociones.

No tardamos en entablar conversaciones, al principio puramente de contacto para en poco tiempo pasar a ser diálogos retadores, con su consiguiente aumento de presión, y todas con una característica común que no dejó de sorprenderme: la paciencia, tranquilidad y profundidad de sus preguntas (sí preguntas, puesto que en ningún momento me daba ninguna respuesta) que hacían que “yo mismo” iniciara un camino hacia mi autodescubrimiento, hacia mis propias respuestas, en definitiva hacia “mí mismo”.

Nunca antes había conocido a alguien igual. Acostumbrado a ritmos frenéticos, conversaciones estériles, descontentos generalizados, felicidades escurridizas, de repente ahora, estaba teniendo la oportunidad de vivir en un oasis de mí mismo, un “empacho” de sabiduría interna, propio de quien por azar halla un libro en esa estantería de esquina, con polvo en sus baldas, y reabre el mundo de las emociones olvidadas, halladas y saboreadas.

Fue tal el aprendizaje que me facilitó, que fue mi decisión encaminar mi futuro hacia una relación más duradera con él, de amistad personal y también profesional.

Y es ahora, donde me sigue resonando una y otra vez una frase que escuché por aquél entonces (“Coaching (él), esto es pasajero, es una moda…”) por el mero hecho de que siete años después sigo apreciando y observando que él sigue estando entre nosotros y más presente que nunca, con una integración cada vez mayor en esta sociedad que le ha tocado vivir y sin que hoy en día se le pueda vislumbrar (con argumentos contundentes y contrastables) un día de “ida” a otra parte. Sin embargo, sí que diría que algo de verdad tenía aquella frase y es por lo que la hago mía cada vez que puedo. Él, es realmente “un pasajero“, un pasajero de nuestra propia existencia,  es aquél que nos acompaña en nuestro camino hacia la excelencia, la de cada uno, ni más ni menos, ni mejor, ni peor, ni mayor, ni menor; la exclusiva e inigualable de cada uno (persona, equipo u organización).

Ahora bien, y ¿por qué de su continuidad entre nosotros?

La pregunta tiene una fácil respuesta. Por cómo nos ha tratado, por lo que nos ha aportado y porque todo lo deja en manos de nosotros, de las personas que quieren mejorar y adentrarse en un espacio nuevo de aprendizaje. Se me vienen a la memoria momentos, caras, sonrisas, lágrimas, palabras, emociones, etc. de clientes y alumnos que, tras facilitarle personalmente el contacto suyo, han visto como algo o mucho han aprendido y descubierto, algo que no tiene valor puesto que es algo que ya poseían, como aquel libro de aquella estantería en aquella esquina, que, si bien estaba allí, nunca nadie se había percatado de su existencia.

Y es que no pasa desapercibido, a pesar de que nunca sea el protagonista de una conversación informal o formal, gracias a sus facilitaciones que son enriquecedoras, que hacen cambiar a quien quiere cambiar, y a quien no quiere cambiar pues eso, también le facilita no cambiar, pero haciéndole consciente de esa realidad para su disfrute (de una manera u otra).

De ahí que cuando me preguntan por él, de si le conozco, de si es tan bueno como dicen, de si realmente no es alguien más, sin más, les trato o más bien les invito a que le conozcan (en épocas anteriores mi ímpetu me llevaba a explicar todas sus bondades hasta que descubrí que la bondad de algo no ha de explicarse, sino facilitar su toma de contacto) con la tranquilidad de saber que la satisfacción será enorme para ambas partes, eso sí, siempre que existan realmente ganas por conocerle. Como todo, aquí vuelvo a hacerme eco de una frase que nos repetía la madre de un buen amigo mío cuando éramos unos adolescentes; “de lo que te cuenten créete la mitad, y de lo que te quedes, cuestiónate de nuevo la mitad”, lo que me ha llevado en numerosas ocasiones a probar yo mismo lo que me cuentan para poder saber con qué mitad me quedo.

Él vino para quedarse, para quedarse en aquellas personas, equipos u organizaciones que deseen algo mejor para su vida personal o profesional, y que tengan la valentía de acometer cambios y afrontar situaciones con perspectivas diferentes.

En definitiva, personas VALIENTES dispuestas a vivir y disfrutar de un MUNDO HECHO PARA VALIENTES.

Tal día como hoy en 2015…

 

Pedro Marcos

Coach MCC (ICF) y CPS (ASESCO)

Socio-director Efic (Escuela Formación Integral en Coaching)