Que nuestro cerebro, está programado para evitarnos el dolor, es un hecho.

Que desde niños, hemos educado y creado hábitos para hacerlo, también.

Es por ello, que, ante cualquier situación, que pueda infligirnos cualquier dolor, incomodidad, o simplemente sensación de inseguridad, todo nuestro cuerpo, y nuestra mente, reaccionara, dándonos mil caminos para evitarlo.

Nuestro cerebro, programado desde pequeños para ello, nos dirá el camino más fácil, para evitarnos cualquier situación, que nos saque de la “zona cómoda”, y por lo tanto, nos sitúe en la pendiente de la inseguridad, (dolor mental).

Y es por ello que, aun entendiendo que necesitamos un cambio de rumbo en nuestra vida, un cambio de hábitos, o una evolución, que nos saque del estancamiento, siempre, encontramos mil excusas, para no afrontarlo, o simplemente, para retrasarlo.

Nosotros, nos encargamos de llagar a la conclusión de…. Para que!!!!

Y es en ese momento, cuando volvemos al círculo de infelicidad, que nos mantiene prisioneros, sin afrontar la realidad, cara a cara, y con disposición de renunciar a algo, por un bien mayor.

Sin sacrificio, no hay avance, porque toda evolución, tiene mucho de desaprender, y del sacrificio de las cosas “nuevas”, que por nuevas, son “temidas” de una manera inconsciente.

Es escribiendo esto, que me acuerdo de algo que de pequeño, me tenía ensimismado, y a la vez confundido.Como es posible que, de un gusano, salga una bella mariposa. Luego, descubres que se trata de un proceso de evolución, casi mágico, y que observamos con naturalidad, sin darnos cuenta de lo que supone de milagroso.

Igual ocurre con nosotros, que evolucionamos, cambiamos, despertamos, en procesos continuos, y tampoco le damos importancia, y sin atender en que nos convertimos en cada cambio.
Pero, en lo que no caemos, es en que, lo que realmente produce en cambio de gusano, a mariposa, es el proceso final, cuando la crisálida, lucha por salir del capullo.

Es ese momento y no en otro, cuando se produce el milagro.

Cuando lucha por agujerear la seda, sus músculos se tensan, se hacen fuertes, y en medio de un dolor enorme, consigue romperlo, sale del mismo, y vuela.

Y es en ese mismo momento, entre el dolor del cambio y del esfuerzo, cuando descubre que puede volar, que es bella, y fuerte, y ve la vida desde otra perspectiva, se eleva, y vive en plenitud.

Se han hecho experimentos, y ahorrarle ese dolor, cortando el capullo artificialmente… pero que ocurre

Que no vuela, que no sabe que es una mariposa, que sus músculos, ya no son fuertes, y se queda en el capullo hasta morir…

Y ahora, sabemos, que es ese dolor, ese esfuerzo, esa voluntad, lo que le convierte en lo que es, una maravillosa mariposa

Nuestro cerebro, programado para evitarnos el dolor, a veces, nos evita evolucionar, “volar” porque así no sufrimos, pero nos perdemos la evolución, ser fuertes, volar, y ver el mundo, desde otra perspectiva.

Es inevitable, sentir dolor ante el cambio, el avance, porque en desaprender, en olvidar, en cambiar… hay mucho de duelo personal.

El premio…. Volver a ser otra cosa, redescubrirnos, y quizás, volar por encima de todo…
” SI TU CAMBIA, TODO CAMBIA “

Jordi Llonch
Prof. de la Certificación Excellent en Coaching