Somos seres relacionales, SÍ, estamos continuamente relacionándonos con otros seres, y en cualquier caso siempre nos relacionamos con un ser muy especial, …, con uno mismo.

Estas relaciones suponen experiencias vitales únicas que pueden ser determinantes en el devenir de cada uno y del entorno que se cierne alrededor nuestra.

Y es en el seno de esas relaciones donde surge una de las cuestiones más acuciantes en estos momentos en los que estamos inmersos, y que es conseguir generar y mantener (en nosotros mismos o en otro ser humano) la motivación necesaria para afrontar todos aquellos retos que la vida o nosotros mismos, nos fijamos. En definitiva, hacernos con el “poder” de dar en cada momento nuestra mejor versión o acompañar para que otra persona lo consiga.

Ya sea en el ámbito empresarial, en el ámbito familiar o en el personal, tener presente este hecho y saber cómo facilitarlo es sin duda uno de los mayores enigmas con el que nos podemos encontrar, y como tal … está esperando a ser revelado.

Serán muchas las maneras y fórmulas de poder llegar a empoderar / motivar a una persona (colaborador, amigo, pareja, hijo, etc.…), si bien una de las que por su sencillez está más lejana a todos nosotros y por lo tanto es menos frecuentada, es la de utilizar nuestra PRESENCIA más absoluta, más sincera y generosa para dicha causa; para la causa de empoderar o motivar a otra persona querida (o incluso a uno mismo).

La presencia, nuestra presencia, es sencillamente “estar estando” en cada momento en el lugar y el tiempo concreto, sin permitir que nuestra mente esté viajando por otro lugar y otro momento diferente, es estar conectado con el aquí y ahora, y entregar nuestros cinco sentidos a la otra persona de forma que se sienta atendida, escuchada, acogida y como tal empoderada.

SÍ empoderada, porque no hay mayor empoderamiento para cada uno de nosotros, que ser conscientes y comprobar que hay otro ser (humano) que nos entrega parte de su tiempo y de su capacidad a nuestra causa, a la que en dicho momento sea, en definitiva, a nosotros, siendo un gesto que no tiene precio alguno (el tiempo de cada uno no tiene precio, y va subiendo a medida que avanzamos de edad).

Nuestra PRESENCIA es la mejor manera que tenemos para dar importancia a una persona y pocas veces se necesita más, si bien, y si queremos dar más pasos hacia la facilitación de su motivación, probemos a iniciar una serie pausada y cálida de preguntas como:

Y tú, ¿qué tal estás?

Una pregunta tan sencilla, en el momento preciso, será comprada como la pregunta más bella y cariñosa por cualquier ser humano, a la que le podría continuar:

¿Para qué haces lo que haces?

Y terminar con un:

¿Y qué más necesitas que YA no tengas?

Es sin duda en la palabra “YA” de ésta última pregunta, sobre la que recae el peso motivacional de la conversación, de la dedicación y del “amor” hacia esa persona, la cual acompañada por un tono retador y desafiante, envolverá a la misma en una especie de reto “sin precedentes” para dicha persona, mostrándole a la otra persona un espejo donde mirarse y darse cuenta de la multitud de recursos que ya atesora.

Si bien, entre pregunta y pregunta, es aconsejable incluir la que particularmente denomino, la mejor pregunta que un ser humano le pueda hacer a otro y que es:

¿…?

Efectivamente, un silencio cercano, cariñoso, que es capaz de parar el tiempo para que la otra persona reflexione, explore, busque y encuentre aquello que necesita para ser … quizás “Feliz”, quizás “su mejor versión”, quizás lo que quiera o necesite SER.

Es por ello por lo que el enigma de cómo facilitar la motivación o el empoderamiento a otra persona, no se suele encontrar en alguna herramienta externa a uno, sino más bien se encuentra en lo más profundo de cada uno, en la esencia más pura de un ser humano que en un momento determinado y en un lugar preciso, decide entregar algo muy valioso a otro ser… su tiempo, su dedicación y su amor.

Artículo para “Ondamujer”, 2017 …

 

Pedro Marcos

Coach MCC (ICF) y CPS (ASESCO)

Socio-director Efic (Escuela Formación Integral en Coaching)