Muchas son las herramientas que utilizamos a la hora de hacer Coaching Ejecutivo y por norma general, las usamos al inicio de los procesos de Coaching. En unas ocasiones son las empresas o los clientes quienes nos solicitan su uso y en otras ocasiones somos los propios coaches quienes las proponemos por diversos motivos.

Algunas herramientas que usamos son:

– La Rueda de Rendimiento
– Test de Personalidad
– Evaluaciones de Desempeño
– Feedback 360º
– Cuestionarios

Y los motivos por los que nos las solicitan y los usamos es, fundamentalmente, que nos gusta MEDIR.

Al célebre físico y matemático William Thomson Kelvin, creador de la escala termométrica Kelvin, es a quien debemos la célebre frase “Lo que no se mide, no se puede mejorar”. Hasta aquí todo bien. El uso de herramientas en el caso de las empresas nos aporta un punto de medición y por qué no, de profesionalidad.

Pero si queremos que todo salga bien, debemos tener en cuenta estas precauciones:

1. Establecer objetivos claros

La herramienta debería estar alineada con los objetivos, para lo cual, primero deberíamos tener claros los objetivos, bien porque nos los digan desde la empresa, bien porque los determine nuestro cliente.

Ejemplo: Recomendaría el uso de un test relacional si el objetivo es mejorar las relaciones. Parece obvio, pero no siempre se atiende al alineamiento herramienta/objetivo.

2. La herramienta nunca manda

Es decir, que la herramienta es una aproximación a la vida y trabajo de nuestros clientes, pero son ellos quienes tienen que darle sentido a la información que arrojan las herramientas.

 3. Trabajar con la creencia de que los resultados son definitivos.

Si piensas así, cambia de profesión. Yo me metí en el Coaching con la creencia de que podemos cambiar, podemos mejorar, nos podemos convertir en nuestra mejor versión. Por tanto, ninguna herramienta determinará el futuro de nuestros clientes. En una ocasión escuché a una persona decir “Ah, pero ¿entonces yo no soy así?” Era la segunda vez que utilizaba una misma herramienta y la creencia de que ella era de una determinada manera (como le habían dicho que era la primera vez), le había estado limitando durante años. Si crees que no puedes cambiar… ¿para qué molestarse, verdad?

En resumen, usa las herramientas con las que te sientas a gusto (procura formarte en las más usadas por las empresas por si te piden su uso)

y ten siempre en cuenta que es la herramienta la que está al servicio de los clientes y que son las herramientas las que están al servicio del Coaching y no al revés.

Escrito por Ramón Cristobalena, Coach PCC