Normalmente la respuesta a esta pregunta la solemos buscar fuera de nosotros, por creer que es ahí donde están aquellos elementos que hacen disparar nuestras emociones más potenciadoras hacia los objetivos que en cada momento nos hayamos marcado.

 

Es decir, creemos pues que es una cuestión de uno, de uno buscando fuera aquello que le permita encontrar la motivación requerida.

 

Sin embargo, la motivación, la verdadera motivación es un viaje de dos, es una cuestión de dos, … concretamente de uno con uno mismo, de un proceso de búsqueda de uno en dirección de uno mismo.

 

El destino de ese viaje no es otro que la búsqueda y el hallazgo de la respuesta pura a la pregunta de ¿para qué hacer “x”?. El estado de ánimo en general, y la motivación en particular, es sin duda algo que está intrínsecamente ubicado en la más pura libertad de elección del ser humano. Demostración de ello, es que la mayoría de las personas (por no decir todas) hemos vivido momentos de conexión con emociones alentadoras, positivas, potenciadoras, etc., a lo largo de nuestra vida, que nos han permitido disfrutar de estados de ánimo altivos y enriquecedores, así pues… ¿por qué no elegir volver a sentirlas y poseerlas?

 

Podríamos enumerar algunos consejos que seguramente nos ayudarán a encontrar la motivación anteriormente descrita, esa motivación “pura” frente a los impulsos temporales que generan una motivación transitoria y fugaz:

 

1.- Ante algo que quieras hacer, no le des más vueltas, pregúntate ¿para qué lo quiero conseguir? y a la respuesta resultante, hazte de nuevo la misma pregunta de ¿para qué conseguir esto? durante 4 veces más (para un total de 5 veces), siendo consciente de la evolución de las respuestas, el grado de “profundidad” de las mismas y su repercusión sobre tu estado de ánimo. Dentro del viaje descrito anteriormente, esta acción representa la compra del ticket que te permitirá ocupar un sitio en el mismo.

 

2.- Permítete visualizarte durante 5 o 10 minutos estando consiguiendo tu meta, tu reto, tu objetivo, y disfrútalo a través de los 5 sentidos, favoreciendo a tu cerebro saber y conocer ¿qué imágenes estás viendo consiguiendo dicho objetivo?, ¿qué sonidos logras escuchar en dicho momento?, ¿cómo te sientes?, ¿a qué sabe dicho momento? y ¿a qué huele?,…, y sobre todo disfrútalo sin ser rácano en la visualización, y entendiendo la misma como paso necesario para encontrar dicha motivación y percibiendo la misma como un regalo que decides hacerte …, ya que por si aún no lo habías adivinado, … ¡¡te mereces alcanzar dicho objetivo!!

 

3.- Conecta con el “aquí y el ahora”, cierra los ojos, concéntrate en tu respiración, haciendo respiraciones conscientes, sentidas y abdominales, describiendo internamente el camino que el aire hace dentro de ti, permitiendo que los pensamientos lleguen a tu mente, y pasen sin apearse y continuar su camino. Una vez estés en este momento, toma consciencia de tu cuerpo, de distintas partes del mismo, haciendo un chequeo de cómo están las mismas, las sensaciones que hay en las mismas, … (en el cuello, espalda, brazos, piernas, pies, etc.). Vive este momento como tu particular momento de relax, paz y conexión con tu verdadera esencia, … con la mejor versión que tú eres y que tienes.

 

4.- Pregúntate qué emoción es la que necesitas tener en este momento, y búscala, encuéntrala en tu particular “mochila de recursos” y deja que el propio proceso cognitivo actúe, impulsando al comportamiento inconsciente y consciente hacia una acción en línea con el estado emocional evocado.

 

Esa mochila de recursos, o emocional, es sin duda el bagaje o la historia personal o profesional de cada uno, que se podría decir metafóricamente que sería como una inmensa y gran librería cargada de libros en forma de recursos, en forma de recuerdos, … que nos permiten conectar con los primeros y potenciar estados de ánimo “a medida de la situación requerida” (anclajes emocionales). Es el ser humano el que libremente puede ejercer ese derecho intransferible y personal, de acudir a ellos y hacer uso de los mismos de la manera que así lo crea oportuno.

 

Para ello, de nuevo conecta en tu interior con ese recurso y el momento donde lo sentiste, y tras hacer una ejercicio de toma de consciencia de lo que sucedió en aquél momento, y de sentir lo que allí viviste, tráete “algo” al presente, que cuando pienses, escuches, huelas, toques, saborees, … sientas que te hace transportar a aquel, o más bien, te permite traer la emoción o emociones, o motivaciones que en aquél momento sentiste y viviste, al presente.

 

Así pues, la motivación, no es cosa de uno hacia fuera, sino de uno hacia sí mismo. Disfruta este viaje solo o en compañía, pero eso sí, siempre desde la consciencia de que cada momento es único, irrepetible y que el momento este acaba de pasar.

 

Por cierto,¿ a qué persona o personas, le dedicarías la consecución de cualquier meta exigente que te plantearas?? y ¿qué serías capaz de hacer por dicha persona??

 

            Pedro Marcos

            Coach Personal          

            Socio-Director Efic

 

Parte de este articulo aparece en la edición de abril de 2016 de la revista ELLE.