Recuerdo que cuando pequeña me sentaba frente a la ventana de la sala, en la casa de mis abuelos, al lado de mi abuelo, mientras él se tomaba un café sentado en su silla. Ambos mirábamos hacia el bosque espeso a lo lejos de ese lugar.

Permanecíamos en silencio. De pronto, mi abuelo me lanzaba alguna pregunta. Jamás olvidaré el día que me preguntó ¿hacia dónde estás dirigiendo el barco de tu vida?

Las sesiones de coaching son valiosas oportunidades para agregarle valor a la vida de nuestro cliente.

Durante las sesiones, se abren espacios para explorar a profundidad la vida del cliente y apoyarlo a crear un camino claro hacia sus metas.

Como coaches, sabemos que quien genera ese camino es el cliente y nosotros le abrimos posibilidades de crearlo a través de preguntas poderosas.

El silencio puede ser una de las preguntas poderosas a la hora  de apoyar a nuestro cliente…

Se podría decir que…

 

 

El silencio generalmente llega después de haber lanzado una pregunta tan poderosa, que nuestro cliente queda suspendido en un mar de pensamientos y reflexiones que le permitirán profundizar en su vida y exteriorizar aquello que, o no le esté permitiendo trazar ese camino con claridad, o bien lo apoya y potencia a crear ese camino.

Esta es información valiosa para que el coach genere conexión con el cliente y lo acompañe en la creación de acciones concretas, que finalmente lo conduzcan a la materialización de sus resultados.

Es así como el silencio abre posibilidades tanto para el cliente, como para el coach. El silencio le permite al cliente ir profundo y explorar en su vida obstáculos y oportunidades.

El coach aprovecha estos espacios de silencio para conectar con el cliente y abrir oportunidades de acción y movimiento.

Arriésgate a lanzar preguntas poderosas, que saquen de su zona de comodidad a tu cliente y que lo conecten con su vida.

Sumirse en la reflexión y permanecer un rato en silencio, será la respuesta para ti, acerca de que estás creando valor en esta persona.