Se expone un breve resumen de las competencias y habilidades principales que se aprenden en el módulo segundo de esta formación. Estás competencias se irán integrando poco a poco y con mucha práctica de cada una de ellas, pasando de una competencia consciente, a una competencia inconsciente (es como conducir un coche, al principio cuando el conductor empieza a conducir se asusta porque tiene que manejar a la vez distintas partes delo coche, por ejemplo, cuando quiere parar, deberá pensar para pisar el embrague y el cambio de marchas a la vez, mirar los espejos y poner el intermitente… (competencia consciente), pero con la práctica y muchas horas de conducción esto se automatiza, es decir el conductor sin pensar, adquiere una competencia inconsciente de conducir, utilizando todos los mandos del coche de forma automática, para parar.

El coaching es una ciencia que lleva a la persona a conectarse con su verdadero “ser”, con su más pura autenticidad, con quién es realmente y con lo que quiere realmente en la vida, y a lograr esa conexión profunda de sí misma, esa conexión con su valores y con sus verdaderos principios que serán los que verdaderamente le impulsan a la acción para alcanzar los resultados deseados, y a la vez tomar conciencia de las creencias y condicionamientos externos que limitan su acción y le dificulta obtener resultados.

Que el cliente conecte con sus auténticos valores es primordial en coaching, ya que al ser esta una ciencia de cambio, el cliente solo se moverá y pasará a la acción si encuentra una auténtica motivación a través de sus auténticos valores que le definen realmente.

Al comenzar un proceso de coaching es fundamental que el coach crea y confíe en que el cliente o coachee es completo, que ya tiene que todas las respuestas y soluciones en su interior, y que éste a través de preguntas poderosas va a conseguir que afloren del interior del coachee todas esas respuestas y soluciones que necesita para avanzar en su vida.

Asimismo es de suma importancia que el propio cliente sea quien establezca el objetivo a trabajar en la sesión, para que así pueda alcanzarlo. Toda la responsabilidad del proceso es del cliente, es decir, tanto si el cliente logra su objetivo, como si no lo logra, será su responsabilidad.

Dicho lo anterior, las competencias principales que tiene que adquirir un coach para poder realizar un buen proceso de coaching son presencia, escucha activa y preguntas poderosas. Estas 3 competencias están entrelazadas o unidas entres sí, en cuanto a su aplicación práctica, y bien utilizadas son aparentemente muy sutiles pero profundas y duraderas en el resultado que provocan:

• Primero el coach tiene que aprender a conectarse consigo mismo, es decir, estar presente, libre de todo juicio personal o pensamiento propio, con total apertura y a disposición del cliente, estar en el “aquí y ahora” poniendo todo el enfoque en el coachee con los cinco sentidos. La presencia del coach es una de las competencias o habilidades más importantes en coaching, porque está directamente inter-relacionada con las competencias y habilidades de escucha activa, preguntas poderosas, intuición, flexibilidad, autogestión, etc.
• Al aprender a conectarse consigo mismo, y está presente, podrá mantener una escucha activa profunda de todo lo que el cliente dice a nivel verbal y también de lo que no dice, “escuchándolo” a través de sus gestos, tono verbal, movimiento de ojos, forma de sentarse, etc. Se trata de una escucha más allá de las palabras que el cliente dice, donde el coach escucha los valores del cliente, sus creencias, sus limitaciones, etc., y escucha también el significado de lo que hay detrás de la historia que el cliente cuenta.
•  Cuando el coach mantiene esta escucha activa, observa que es el cliente quien le da paso a la pregunta siguiente que éste ha de formularle, de lo que se deduce que si está presente y mantiene una buena escucha activa, podrá formular al cliente una pregunta poderosa, que invite al cliente a mirar en su interior, o a futuro, y le lleve a la reflexión, debiendo éste ser muy curioso en todo momento a favor del cliente (ser muy curioso a favor del cliente, significa hacer preguntas poderosas que ni el coach ni el cliente sepan la respuesta); debe ser muy curioso con la persona, no con los detalles de su vida. El arte de hacer preguntas poderosas es muy sencillo pero a la vez es una de las habilidades que más le cuesta adquirir a un coach, porque para hacer una pregunta poderosa el coach tiene que vaciar su mente de sus propios puntos de vista, sus pensamientos y experiencias, todo conocimiento, reflexión o juicio y ponerse a disposición del cliente y de lo que éste realmente dice. El coachee es como un GPS que indica el camino o dirección en todo momento, al coach, sobre la pregunta a hacer (solamente con una buena escucha activa se puede seguir el GPS).

Es importante recordar que estas tres competencias básicas se desarrollan a través de la práctica…

Paula Recimil
Prof. de la Certificación Excellent en Coaching