Estimada Efic:

 

Hoy quiero decirte algo.

 

Algo que llevo tiempo reservándomelo por no hallar la mejor de las maneras para poder transmitir todos los matices que en sí, y para mí, ello lleva implícito; y ha sido ahora, a la vuelta de un tremendo y espectacular viaje por otros lares, representándote y recogiendo el cariño recibido en tu nombre, cuando me he decidido a hacerlo.

 

Podría hacerlo de muchas formas, si bien se me ocurre una que quizás te sea familiar y es permitiéndome en esta ocasión preguntarte:

 

¿Cuán consciente eres de lo que me has regalado?

 

¿Qué peso sientes que has tenido y estás teniendo en el desarrollo y crecimiento personal y profesional del que escribe?

 

¿De qué manera podría contribuir a igualar todo eso y devolverte parte de lo recibido?

 

Se me antoja una palabra que siento es la que más se acerca a lo que siento en estos momentos hacia ti, hacia lo que representas, hacia lo que me has permitido, hacia lo que me sigues ofreciendo, hacia lo que me has hecho ser y hacia lo que espero me acompañes a conseguir:

 

GRACIAS!!

 

Gracias por haberme facilitado encontrarme conmigo mismo, por haber puesto frente de mi una oportunidad única de autoconocimiento, de aprendizaje, de mejora, de superación y de dar, por poco que sea o fuere, algo de mí.

 

Son muchos los momentos que se me vienen a la cabeza.

 

Momentos que me remontan a cuando te conocí, a cuando en un despacho con mesa de caoba y muebles de semblante serio llegaste para suscribir tu nombre con letras mayúsculas, elegir el estilo azulado de tus formas y el aroma de lo que a la postre sería algo ya no privativo sino compartido por muchas personas y lugares.

 

Momentos en los que ante mis dudas, mis esfuerzos, mis desazones y mis ilusiones, siempre aparecías con una sonrisa y una pregunta…

 

¿qué no te perdonarías dejar de hacer?

 

… y cual resorte producía en mí, que me sugería vislumbrar recursos inexplorados hasta entonces por mí, desconocidos y que alimentaron y  forjaron una si cabe nueva personalidad, más firme ante los retos, más segura de sí misma, y por primera vez en mucho tiempo con proyectos profesionales claros por los que luchar.

 

Momentos que nos sirvieron para convivir, para hablar y escuchar, y sobre todo para conocernos más, y compartir miserias y riquezas que hicieron que entre ambos no hubiera secretos y apostáramos a no cejar en nuestro deseo de construir algo, de crear algo de lo que nos sintiéramos orgullosos.

 

Momentos en los que creciste, en los que me permitiste contar con compañeros con los que tomar un cafe, una comida de navidad, un exito y un reto, e incluso compañeros que se terminaron convirtiendo en amigos… y eso no tiene precio.

 

Momentos que aún estaban por llegar de explosión. Explosiones emocionales al conocer a tanta gente de los que aprendía, me enriquecía y me hacían sentir bien ya que me ofrecías el lujo de poder acompañarles, e incluso a algunos de poder ayudarles.

 

Momentos en los que la adolescencia empezó a llamar a tu puerta, y tus miradas pasaron a tener un alcance que incluso sobrepasaron las mías, y me demostraste el poder de la pregunta  ¿por qué no?, a la que luego siguió la respuesta que pocas veces había tenido presente, … «Simplemente, claro que Sí!».

 

Momentos para el disfrute, para el viaje, para el ocio y para decir con gran orgullo, que  el profesional que soy hoy en día nació con Efic; qué gran coincidencia, o qué gran capricho del destino… no pude tener mejor compañía de inicio.

 

Momentos en los que aparecen muchas personas, muchísimas, todas valiosas y grandes, compañeros coaches, profesores, colaboradores, compañeros de viaje en distintas ciudades nacionales e internacionales, compañeros de oficina, y sobre todo compañeros de experiencias; los numerosos alumnos y alumnas que me has permitido conocer y de los que guardo de todos ellos un asombroso, bello y rico recuerdo.

 

Y si así gustaras, me apetecería terminar igual que empecé, haciendo lo que me enseñaste y que tanto me ha aportado cuando la dirección ha sido la propia:

 

¿qué puedo hacer yo hoy por ti?

 

¿qué esperas en estos momentos de mí?

 

¿dónde te aporto más valor?

 

¿de qué manera puedo contribuir por difundir tu impronta más allá incluso de mi propia mirada?

 

Y por supuesto de nuevo GRACIAS!!!!

 

Sin más, y esperando haber podido devolverte al menos una mínima parte lo que me has aportado tú a mí, recibe este texto desde lo más profundo de mi corazón y sentir.

 

Por un viaje largo, juntos, y con el deseo de que me sigas ofreciendo la oportunidad de seguir teniendo cerca a todas las personas que hemos ido conociendo y que conocemos, y por disponer de la ilusión de seguir incorporando otras nuevas en éste camino común y que permitan seguir «Generando Espacios de Crecimiento».

 

Fdo:

Pedro Marcos

(el que nació profesionalmente el mismo día que Efic)